viernes, 28 de julio de 2017

Reseña de libro “La literatura japonesa”

Reseña de libro “La literatura japonesa”

La literatura japonesa; autor, Antonio Cabezas; Ediciones Hiperión, 1990, 246 paginas



La literatura del país del sol naciente es una de las más ricas del mundo. A diferencia de otras literaturas, el acercamiento a esta es relativamente reciente en Occidente, pero aún más en el mundo hispánico, donde a diferencia del mundo anglosajón, no se ha logrado constituir una verdadera corriente académica japonista.
Ni que decir sobre los estudios acerca de la historia de esta literatura; fuera de artículos, sólo contamos con dos libros que buscan sumergirse en la historia literaria japonesa: el Haiku japonés (Historia y traducción) de Fernando Rodríguez Izquierdo y la Historia de la literatura japonesa de Antonio Cabezas García.
Este último es el que me propongo reseñar.
¿Quien fue Antonio Cabezas? Fue un religioso jesuita español que  pidió ser transferido a Japón. Al vivir ahí, primero enseñó a los soldados estadounidenses de ocupación (la segunda guerra mundial había terminado hacia poco) español. Con el tiempo, se enamoraría tanto de la cultura nipona que decidió aprender el japonés. Después, abandonó los hábitos religiosos, se casaría y tendría hijos en el archipiélago japonés; sería cinta negra en karate y catedrático en la Universidad de Tokio.



El interés por la cultura japonesa lo llevaría a realizar diversas traducciones de obras japonesas clásicas y modernas. Algunas de sus traducciones fueron las primeras hechas directamente del japonés.
Después de dos décadas de traducciones, y aun viviendo en Japón (residió en aquel país 30 años) publicó en España su monografía acerca de la literatura japonesa.
En 242 paginas (un libro pequeño para tema tan amplio) Cabezas buscó relatar de forma somera la historia de la literatura japonesa a través de algunas de las obras clave de la misma (Manyoshu, Ise Monogatari, Genji Monogatari) o de algunos de sus autores mas renombrados (Chikamatsu, Takuboku, Míshima) o de algunos géneros en especial (haikú, teatro Noh).
Como Cabezas mismo había traducido algunas de las obras que reseñaba, aprovecha para hacer comentarios sobre su criterio de traducción, para defender su trabajo frente a sus detractores y para justificar sus decisiones.

Las respuestas de Cabezas a sus detractores son a menudo algo virulentas:

De Pablo del Barco me he acordado por que su solución a los problemas de la literatura japonesa me hizo gracia: reunid, señores, un grupo de universitarios japoneses en Lugo, Bilbao, Cáceres o Castellón; siéntense todos sobre tatamis, que pueden pedir prestados a la escuela de judo más próxima: háganse de una edición bilingüe, el texto original y una versión inglesa, que puede ser (como la que recomendaba Pablo del Barco para Takuboku) una que traduzca las tankas como cuartetas con rima en consonante; echen alguna maldición previa contra el maldito celtíbero que se atrevió a trasladar la inefable delicadeza oriental a un castellano de carreteros (o de gitanos, que es peor), y ya está: Takuboku se personará en medio del aquelarre.

Y en las dos paginas siguientes, Cabezas se ocuparía de contestar a todas y cada una de las objeciones planteadas por los críticos de aquél momento; después del desahogo, empieza a hablar propiamente de Takuboku y de su obra.



Takuboku (pseudónimo de Ishikawa Shin-Ichi) es considerado el padre de la poesía moderna japonesa. Contra la creencia común en occidente, poesía japonesa no es sinónimo de haikú. La forma poética por excelencia de Japón es el tanka.
Este poema consiste en una estrofa de cinco versos con 5-7-5-7-7 moras (de manera aproximada se habla de sílabas) que se canta con acompañamiento de flauta o a capella.
Un puñado de arena es el primer libro de tankas de Takuboku, y sería la primera traducción de Cabezas al español.

Montañas del pueblo,
que yo contemplaba
sin decir nada.
Montañas del pueblo,
las gracias les daba.

Sin embargo, estamos hablando de principios del siglo XX. La literatura japonesa se inauguró con el Manyoshu, la primera antología lírica de Japón.
El autor empieza su capitulo sobre esta magna obra con un aserto que busca crear intriga en el lector:



Hoy por hoy, el Manyoshu es más asequible a los españoles que a los japoneses.

A partir de aquí, Cabezas empieza con su explicación: la antología había sido completada en el año 760 de nuestra era y la lengua japonesa de la época había cambiado tanto como el latín macarrónico del español usado por Gabriel García Márquez.
Además de que el sistema de transcripción usado en la época (los kana aun no existían) con los ideogramas chinos, convirtió al Manyoshu en un quebradero de cabeza para generaciones de filólogos japoneses. Para la lectura de esta antología (y esto ya lo digo yo) se requiere de una versión en japonés moderno.
Las razones lingüísticas no son las únicas: las psicológicas son las mas importantes. El japonés de la era del Manyoshu era espontaneo, lloraba por amor… la férrea disciplina impuesta por los sucesivos shógunes durante siglos, harían del japonés un individuo ordenado, reservado para sus sentimientos, mas preocupado por la colectividad. Sin embargo, el japonés del siglo VI, por medio del tanka se expresaba así:

Me valdría más
evaporarme
como el rocío
de las lespedezas,
que penar por amarte

....

Dirán que son largas
las noches de otoño.
Cuando se suelta
un amor hambriento,
¡bien cortas que son!

....

Yo, que no quería
dormir en sus brazos
algunas noches...
No pensé que habría
de quererte tanto.

....

Si, de verte en sueños,
ya no cabe más
lo que te quiero,
¿que será si logro
verte de verdad?

....

Dicen que el querer
se mitiga siempre
con la presencia.
Después del encuentro,
lo que hace es crecer.

...

Una buena parte de estos poemas fueron escritos por gente común y corriente, aunque hubo dos grandes poetas profesionales: Hitomaro no Kakinomoto (considerado el patriarca de la poesía japonesa) y Akahito no Yamabe. Aquí un poema de este último, cuyos tankas paisajisticos son considerados insuperables por Cabezas:

Al pasar miré
la playa de Tago:
puro blancor,
el pico del Fuji
estaba nevado.

Una de las reflexiones más interesantes es la comparación que hace Cabezas con la lírica popular andaluza y las declara como hermanas. Ambas son líricas espontáneas, sin influencias cultas ni literarias e incluso se interpretan de una forma muy similar…




Pasemos al género poético japonés más conocido en Occidente: el haikú.




Según Cabezas, los críticos y analistas han complicado el entendimiento del haikú en su afán de explicarlo. Y pasa a desmontar algunos mitos: la métrica del haikú no es rígida (el mismo Bashó se apartó varias veces del patrón métrico), entro otros. También nos cuenta como surgió el haikú del renga.
Para rematar, ponía un haikú como ejemplo y varias traducciones para comparar, incluida la suya.
El recorrido histórico de Cabezas llega hasta el momento en que el termina de escribir (1988)
Al final de cada capitulo, el autor pone las traducciones que en ese momento estaban disponibles para los lectores.
Hoy, a casi 30 años, el abanico de opciones no ha parado de crecer.
Y releer su monografía es una excelente introducción a la historia de la literatura japonesa.

Manioshu, Un puñado de arena, Cantares de Ise, Jaikus inmortales, Sendas hacia tierras ondas, son algunas de las obras traducidas por Antonio Cabezas.

Termino esta reseña invitando a leer todo su trabajo.

martes, 18 de julio de 2017

Reseña de "Crónica del querer"

Reseña de Crónica del querer (el amor en la copla flamenca y andaluza)

Crónica del querer (el amor en la copla flamenca y andaluza); autor, Balbino Gutiérrez; Ediciones Hiperión, 1996; 156 paginas.



Con bastante frecuencia, se suele olvidar que la esencia de la poesía lírica se encuentra en el canto y no en la lectura. Por la misma razón, en algunos círculos no se considera poesía a la “música” y se crea un binomio casi irrompible, consistente en poesía=libro.




Afortunadamente, Balbino Gutiérrez con su libro Crónica del querer (El amor en la copla flamenca y andaluza) viene a recordarnos que en las canciones que escuchamos está la continuación directa de la poesía lírica más clásica; al decir esto, me refiero a esa poesía que se cantaba acompañada de una lira, una flauta o de otros instrumentos, dependiendo la región del mundo.




La copla flamenca ha sido considerada como la expresión poética por excelencia del pueblo andaluz.
Personas sin ningún tipo de preparación intelectual, cantaron desde el siglo XIX las coplas, creando con ello una de las corrientes de poesía popular más famosas del mundo.
A pesar de eso, en el mundo literario no ha sido valorada de manera adecuada.
Balbino Gutiérrez habla de la poca valoración hacia esta poesía de esta manera:

…y de un tipo de poesía que, a mi juicio, aún no ha sido, salvo de manera excepcional, justamente valorado y reconocido por el gran público, ni por personalidades e instituciones del mundo literario o académico, si no que, por el contrario, resultó objeto durante mucho tiempo de prejuicios arbitrarios e imperdonables agravios.

Todos estos poemas (por que eso es lo que son) nacieron para ser cantados y por eso mismo, el recopilador acudió a la discografía flamenca y en algunas ocasiones, a publicaciones impresas.

El libro dividido en doce capítulos que recogen coplas con los siguientes temas:

1.   piropos y requiebros

2.   declaración y firmeza

3.   plenitud y felicidad

4.   pasión y súplicas

5.   inconstancia, dudas y celos

6.   fatigas de amor

7.   reproches, abandonos y adulterios

8.   rebelión

9.   ausencia y soledades

10.   reconciliación y esperanza

11.   remordimientos

12.   odio


Toda poesía es reflejo de la forma de sentir de la sociedad que la genera; el autor nos indica que el hombre mediterráneo en general y el andaluz en particular tiende a ser posesivo, machista y ama de forma exigente y dominante.
Esa naturaleza se refleja en las coplas, aunque también hay varias muestras de amor puro y generoso.
Una de las características que debe tener un piropo es el ingenio. Aquí un ejemplo:


De rosas, de claveles
Y alhelíes
se te llena la boca
cuando te ríes.

….

Cómo quieres que en las olas
no haya perlas a millares
si en la orillita del mar
te vi llorar una tarde.


Además del ingenio, no falta un piropo bellísimo:

Por las trenzas de tu pelo
un canario se subía,
se paraba en tu frente
y en tu boca bebía
creyendo que era una fuente.

Para declarar amor no faltan las metáforas desesperadas:

Tan imposible lo hallo
de tu querer apartarme
como escribir en el agua,
de una piedra sacar sangre

Cosa curiosa: las coplas que cantan la felicidad son pocas, pero intensas y bellas.

Una noche oscurita
lloviendo estaba,
con la luz de tus ojos
yo me alumbraba.
….

Navegando en los mares
de tu cariño
no hay nada como el viento
de tus suspiros.

Para hablar de nostalgia, una copla es notable:

Diez años después de muerto
la tierra me preguntó
que si te había olvidao,
y yo le dije que no.

Y más notable aún, por su enorme parecido con el inicio de un famoso poema chino de Su Dongpo, de la Dinastía Song:

Diez años ya. Nebulosas brumas
separan al vivo de la muerta.
No es que quiera recordar:
No puedo olvidar…   (Traducción de Guojian Chen)

Hay casi mil años de distancia entre los dos poemas; sin embargo, que la nostalgia se pueda expresar con palabras similares es totalmente increíble. Almas parecidas, sensibilidades parecidas.

Bien lo dicen: en la guerra y en el amor, todo se vale. Esta copla es una muestra:

En un cuartito los dos,
veneno que tu me dieras,
veneno tomaba yo.

Nada dura en esta vida; muchas veces, el amor no escapa de esta ley y los poetas anónimos andaluces no dejaron de expresar el dolor y el odio por la perdida del amor:

A ti te tiene que llegar el día
que llores por mi querer
con un llanto tan profundo
que tengas que aborrecer
a quien más quieras en el mundo.


Con otro te vi pasar
yo no supe lo que sentí,
porque, debiéndote matar,
de rabia rompí a reír
y luego me eché a llorar.

Este poema último es notable por su armónica combinación de contradicciones; reacciones diversas en tan poco tiempo y traducidas en una sola palabra: dolor. Pocos poetas han logrado esta combinación de forma tan sintética

Estos poemas en el papel son como un guión de película sin rodar; sin importar ello, su lectura en voz alta (como mínimo) y su canto solitario o en compañía de alguien, representa el mejor de los homenajes a la voz poética del pueblo. Ediciones Hiperión ha sacado uno de sus libros más hermosos con este volumen.





miércoles, 12 de julio de 2017

Reseña de "Un día... poemas sintéticos"

Reseña de “Un día (poemas sintéticos)”

Un día… (Poemas sintéticos); autor, José Juan Tablada; Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2008; 104 paginas; edición facsimilar.



Hay libros que marcan el inicio de una era en la literatura de alguna lengua o de un país. Estamos ante uno de estos libros; José Juan Tablada publicó en Caracas en 1919 el libro Un día (poemas sintéticos) que lo convertirían en el introductor de uno de los géneros poéticos japoneses más famosos: el haikú
Tablada tenía un estilo ya consolidado antes de incursionar en el terreno del haikú. Un buen día (en una publicación sobre poetas jóvenes) recibió una crítica que resultaría decisiva en su camino: su poesía era muy retórica.
El principio del siglo XX era tiempo de renovación poética; las vanguardias estaban haciendo lo suyo y varias corrientes buscaron experimentar nuevos caminos. Algunos poetas modernistas y vanguardistas estaban acercándose al oriente en busca de nuevas formas; Japón había abierto sus fronteras recientemente buscando reformar todo su sistema nacional y con ello, el intercambio cultural iniciaría. Los poetas japoneses (que buscaban renovar su poesía) quedaron sorprendidos de la variedad poética occidental y los poetas de occidente quedaron encantados con la concisión y sencillez de la poesía japonesa.
Tablada mismo quedó prendado de esa sencillez, y aunado a su propia forma de ser, puesto que era dado a la contemplación de la naturaleza, coleccionaba insectos y practicaba la pintura, fue encaminándose a la práctica de esa nueva forma, tan corta y extraña para los occidentales; esa forma que se reduce a una estampa de un instante y que Matsuo Bashoo describiría como “haikú es simplemente lo que está sucediendo en este lugar, en este momento”.
¿Qué mejor forma de combatir la retórica que un género que se reducía a tres versos con una medida de 5-7-5?
La edición de Un día, venía acompañada de ilustraciones del propio Tablada; no denominó a sus pequeños poemas como haikú si no como “poemas sintéticos” en una especie de advertencia sobre que la verborrea había sido desterrada.
200 ejemplares vieron la luz en aquél 1919. Tablada no se ciñó a la métrica tradicional del haikú, pero si conservó los tres versos clásicos e incluyó una novedad: la rima asonante del primer con el tercer verso.
El libro está dividido en cuatro secciones: la mañana, la tarde, el crepúsculo y la noche.


Arte con tu áureo alfiler
Las mariposas del instante
Quise clavar en el papel;

En breve verso hacer lucir,
Como en la gota de rocío,
Todas las rosas del jardín;

A la planta y el árbol
Guardar en estas páginas
Como las flores del herbario…

Así resumía Tablada su intención en este prólogo poético.

Y tal como empieza el día, primero la mañana; los poemas (al contrario del haikú japonés) tienen un titulo que resulta como una especie de respuesta a una adivinanza:

La pajarera

Distintos cantos a la vez;
La pajarera musical
Es una torre de babel



Curiosa la metáfora bíblica para expresar el distinto canto de las aves, pero que a un lector familiarizado con la Biblia le traerá un sinfín de sensaciones e imágenes.

Las abejas

Sin cesar gotea
Miel el colmenar;
Cada gota es una abeja…



La sensación de metamorfosis visual es increíble: una gotita de miel, de pronto, se convierte en una abeja que hace tssss…

El bambú

Cohete de larga vara
El bambú apenas sube se doblega
En lluvia de menudas esmeraldas.



La capacidad visual de Tablada se muestra en este haikú: cohete lleno de menudas esmeraldas, bambú mojado por la lluvia. ¡Qué maravilloso contraste el del verde bambú con las gotas cristalinas!

El caballo del diablo

Caballo del diablo:
Clavo de vidrio
Con alas de talco




Este haikú es curioso por que trae a la mente una anécdota protagonizada por Bashoo:

Cierto día Bashoo y Kikaku iban andando por los campos, y se quedaron mirando a las libélulas que revoloteaban por el aire. El discípulo compuso en ese momento un haikú:

¡Libélulas rojas!
Quítales las alas
Y serán vainas de pimienta.

A esto objetó el maestro: “No. De ese modo has matado a la libélula. Di más bien:

¡Vainas de pimienta!
Añádeles alas
y serán libélulas”

Historia del Haikú, Fernando Rodríguez Izquierdo.

Con todo, según Seiko Ota (estudiosa japonesa del haikú tabladiano), el mejor haikú de nuestro autor y el que más se acerca a la naturaleza del mismo es el siguiente:

Los sapos

Trozos de barro,
Por la senda en penumbra
Saltan los sapos



La mejor técnica pictórica de Tablada se ve reflejada aquí. El barro cobra vida en los sapos y salta... y es en este haikú donde Tablada hace uso de un lenguaje más simple.
Tablada deseaba combatir la retórica por medio del haikú; sin embargo, el uso del lenguaje figurado lo alejó de la esencia japonesa del haikú, ya que en este rara vez se usan metáforas y su lenguaje es verdaderamente sencillo:

Labran la tierra.
No cantan ni las aves
al pie del monte.

Yosa Buson; traducción de Antonio Cabezas.

Es normal que Tablada no cambiara del todo el lenguaje figurado heredado del modernismo; la tradición pesaba en un hombre como él y un haikú libre de adornos habría provocado un desconcierto mayor del que causó.
A pesar de ello, logró crear estampas bellísimas, cuadros vívidos e inaugurar un género en la poesía en lengua española.
Muchos serían sus continuadores, aunque en su mayoría, solo lograrían imitar servilmente al maestro.
También catapultó el interés por los estudios de literatura japonesa en alguien como Octavio Paz; lo animaría traducir haikús japoneses y escribir algunos propios.
En su momento, un día.. pasaría sin mucho escándalo en el mundo de las letras… el tiempo lo convertiría en un libro que transformaría la poesía moderna.

¿Quién imaginaría algo así de un libro que en 104 paginas presenta tan solo “pequeños poemas”?










lunes, 3 de julio de 2017

Reseña de cincuenta poemas del amor furtivo.

Reseña del poemario “Cincuenta poemas del amor furtivo”.

Cincuenta poemas del amor furtivo; autor, Bilhana; traducción de Óscar Pujol; Ediciones Hiperión, 2007; 148 páginas.



Cincuenta escalones forman el camino que lleva al cadalso. El poeta de Cachemira, Bilhana, deberá cruzarlo. Ha sido condenado a muerte por vivir un intenso amor con su alumna e hija del Rey que lo ha contratado para prepararla en el arte poético.
La princesa, desde muy pequeña, dio muestras de talento poético en sus juegos: la pequeña necesitaba formación.
Después de anunciarse la presencia de Bilhana en la corte del Rey y ver una demostración, vio que el poeta era el candidato perfecto para ser el preceptor de su hija.
Las clases comenzaron y el erotismo (que formaba parte de las lecciones) fue envolviéndolos.
La relación maestro-alumna sufrió una transformación, transformación que se vería reflejada en uno de los poemarios mas famosos de la India medieval: Caurapañcāśikā (su titulo en sánscrito) o Cincuenta poemas del amor furtivo.
Cada poema consta de un cuarteto; en cada poema se narra algún episodio del amor entre el poeta y su amada.
Un amor que no pudo mantenerse en secreto y que llegó a oídos del rey; este, furibundo, condenó a nuestro poeta a morir. De nada sirvieron los ruegos y lamentos de la princesa.
Bilhana tenía que subir al cadalso por medio de los escalones. Lo que ocurrió llenó de asombro a los que miraban la ejecución: el poeta cantó un cuarteto por cada escalón.

Aun hoy se atormenta mi mente
al recordar cómo
los soldados del rey,
semejantes a los mensajeros
del dios de la muerte,
me sacaron de su dormitorio
con sus brazos temibles,
imposibles de zafar.
Y no podría explicar
lo que no hizo ella
por defenderme de mil maneras.

El recorrido poético se había iniciado: remembranzas de gran amor, de sexo apasionado, de momentos de discusión o de expresión de sentimientos se desenvolvían con cada subida de escalón.
La muerte, tan esperada, no llegó: el rey, conmovido ante la sinceridad de los sentimientos del poeta y la belleza de los poemas, perdonó su vida y le concedió la mano de su hija.
Esa es la leyenda que cuenta el origen de estos poemas, considerados por algunos como el Cantar de los Cantares de la India.
La literatura en lengua sánscrita ha sido poco traducida al español. La traducción que aquí reseño fue hecha por Óscar Pujol. La edición es de la editorial Hiperión, en su colección de poesía.
Traducir del sánscrito entraña enormes dificultades: es una lengua aglutinante que se presta a la ambigüedad. También son pocos los especialistas en esta lengua en el mundo hispánico.
Eso ya le da un enorme mérito a esta traducción. Sin embargo, traducir el tono poético es un reto adicional que el traductor no ha logrado encarar adecuadamente.
Se dice que para traducir poesía se requiere ser poeta; esta premisa en parte es cierta. Me atrevo a complementarla con algo más: se requiere sensibilidad poética, aunque no se sea poeta de profesión.
A Óscar Pujol le falta esto. Y para mostrarlo, usaré algunos ejemplos.

Los amantes habían discutido; no se nos dice por qué:

Aún hoy
ronda por mi mente
la noche aquella en la que estornudé
y la enojada princesa
se abstuvo de pronunciar
el “Jesús” propiciatorio.
Y recuerdo todavía cómo
silenciosa
se colocó en su oreja
el pendiente de oro.

En la nota al poema, el traductor nos menciona que desear salud era una forma de atenuar los malos augurios. La formula “jesús propiciatorio” desentona con el tono poético que debería tener la traducción. Lo mismo sucede en la elección del vocabulario en “se abstuvo de pronunciar



Pero la falta de sensibilidad se hace mas patente en uno de los poemas más eróticos del poemario, traducido así por Pujol:

Aun hoy recuerdo a mi querida
durante la ejecución
del coito invertido.
El esfuerzo del vaivén
cubría su cara
con racimos de perlas,
gotas claras y gordas de sudor,
y el pendiente de oro
rozaba su mejilla.

La “ejecución del coito invertido” se lee mas como un parte médico que como verso erótico. Y en el resto del poema, la gran falla es la elección del vocabulario.
Un claro contraste es la traducción de este mismo poema hecha por Octavio Paz (aunque no directamente del sánscrito, si no del francés) donde la sensibilidad poética crea un poema en español armonioso:

Arriba y abajo

Todavía hoy recuerdo sus aretes de oro,
círculos de fulgores, rozando sus mejillas
-!era tanto su ardor al cambiar posiciones!-
mientras que su meneo, rítmico en el comienzo,
al galope después, en perlas convertía
las gotas de sudor que su piel constelaban.

Bilhana

En ambos casos, los traductores tienen que recrear en español una idea que está expresada de forma muy sintética en el sánscrito original.
A pesar de la tosquedad general de la versión, se vislumbra la belleza de las palabras de Bilhana y de las preciosas escenas y hasta sus aromas:

Para ejemplo, este poema:



Aún hoy la recuerdo
echada sobre la cama.
Exhala el perfume
que resulta al mezclar
la fragancia del almizcle
con el suave ungüento de sándalo,
y cierra sus lindos ojos
mientras nuestros labios se besan
al igual que se juntan las pestañas.

Junto con Bilhana y su amada, podemos cerrar nuestros ojos también y sentir ese beso lleno del aroma del almizcle.

Unas ultimas palabras: esta versión sirve como impulso para que otros acometan en el futuro nuevas traducciones con aliento poético y otros poetas en lengua sánscrita sean acercados a los lectores.